Entrega III Que no os hagan confundir más la Realidad con la verdad. La Realidad es falsa; real, por supuesto, pero falsa; y necesariamente falsa: no puede la Realidad sostenerse más que por medio de las ideas acerca de Ella, esto es, por medio de la mentira, ya que las ideas son mentira todas: la razón, si se la deja, lo descubre a cada paso. “A cada paso” podéis tomarlo literalmente, y descubrir la falsedad también de la Realidad que se llama física. Recordad los razonamientos de Zenón de Elea, que quizá alguno de vuestros libros haya querido presentaros como superados por la Ciencia y el Progreso. Pero no es así: el corredor, por ejemplo, que está hincado en la raya para lanzarse a la carrera de los 100 metros, antes de recorrer los 100 tiene que recorrer 50, y antes 25, y antes 10, y antes 2, y antes 1/2, y antes 1/8 de metro, y así sin fin, de manera que está claro que nunca podrá empezar a acabar de partir de la raya esa. Y, sin embargo, realmente parte. ¿Qué pasa entonces?: ¿que la Realidad no tiene metros ni en realidad los metros pueden dividirse? ¿O que no hay en realidad ‘antes’ y ‘después’, que eran, ya según Aristóteles, la esencia del Tiempo real mismo? ¿O es que en realidad la línea esa que os pintan, por ej. en las gráficas de funciones, no tienen puntos y, si os señalan en ellas puntos, es mentira? Hombre, todavía, si cogieras al corredor en marcha, por una cinta continua de espacio y otra de tiempo… Pero el punto de arranque de la carrera ¿cómo no va a ser un punto? Y de ése, en verdad, no puede arrancar el corredor más que mintiendo. Y es bueno que percibáis claramente la necesaria falsedad de la Realidad física, si acaso no estáis del todo conformes con las otras realidades que os imponen o que os venden y pensáis rebelaros contra ellas: pues esas realidades, la del Dinero, la del Poder, la del Trabajo, han inventado también la Realidad física como medio de sostener la propia necesidad de sus mentiras; así que no cabe intentar decirles “No” a esos fantasmas, tan reales, que pesan sobre la gente, sobre los corazones y la razón común, si no se está dispuesto a reconocer la necesaria mentira de la Realidad. Por otra parte, que la Realidad es falsa os lo revelan sus propios representantes: Padres, Autoridades, Educadores, Letras vendidas, y por sobre todo la Televisión, os pregonan cada día la Realidad, tratan de convenceros, con ideas, con imágenes, de que es verdad que la Realidad es así, de que la realidad es la realidad; y ¿entonces?: si de verdad la Realidad fuese lo que es de por sí y sin más, ¿qué falta haría que os la pregonaran cada día y que tan feroz y constantemente procuraran que os la creyerais? Pues eso mismo, ya veis, es una sugerencia de que no es tan seguro que sea verdad la Realidad, y a partir de ahí , puede irse descubriendo la necesidad de su mentira. Bueno, pues la Realidad es falsa, y ¿qué?: ¿qué pasa? Pues nada, no hay por qué temblar tampoco: la Realidad es falsa, pero la primera y mayor de sus falsedades es la proclamación de este axioma o artículo de Fe: que la Realidad es todo lo que hay. Pero eso es mentira: la Realidad no puede ser todo lo que hay: siempre hay algo más, algo que por ello mismo puede levantarse contra la Realidad, empezando por descubrir la mentira de las ideas que la sostienen. Preguntáos qué hay, aparte de la consabida Realidad, qué hay por ahí, por allá fuera y por ahí dentro, que no es real evidentemente, pero que evidentemente lo hay, que siente y que se siente, que se razona y que razona, que protesta y se levanta contra la Realidad. O también, si hace falta, preguntádmelo a mí mismo, el caso es que no dejéis de seguir intentando averiguarlo y cada día más desengañadamente descubrirlo. Pero no olvidéis, en todo caso, que cualquier cosa que no sea real, pero que la haya, ha de tener la condición de que no se la puede de verdad nombrar ni tener idea de ella, que hay que dejarla vivir y que ella haga, por otros sitios y por nosotros mismos, lo que pueda. AGUSTÍN GARCÍA CALVO |